(descarga la Charla presentada en las Jornadas Otoñales “Disfruta en las Delicias” organizadas por la AFD)
Por Manuela Serrano Ruiz, Valladolid, 13 de noviembre de 2024
En primer lugar, quiero decir que estoy contenta de estar aquí, como ciudadana de Las
Delicias, donde habito hace más de cincuenta años. Esta tarde me propongo mostraros algunas
cosas que conozco del barrio y estoy abierta también a cuanto podamos aportar en conjunto.
Decir hoy “barrio”, es bastante más difuso que cuando hace muchos años lo decíamos, aunque
todavía usemos la expresión: ”Vivo en Las Delicias”, para localizar un espacio más concreto en la
ciudad. Nuestra sociedad camina hacia un atroz individualismo, se van perdiendo los
continuados… ¡adiós!… por la calle y las charlas en las tiendas son escasas. De todos modos, no
faltan inquietudes para que tratemos de conservar nuestra identidad y nos impliquemos como
ciudadanos en construirla, la prueba es el trabajo de la Asociación de Vecinos y de otros grupos
y personas, cuya unión procede de la pertenencia a este espacio, nuestro barrio.
Al pensar en esta charla, he decidido comenzar por una introducción, dando unas
pinceladas sobre Valladolid para situar al barrio en su ciudad. Para conseguir mayor claridad me
pareció oportuno dividir la charla en tres partes:
- Desde el último tercio del s. XIX hasta los años cuarenta del s. XX
- Segunda mitad del siglo XX
- Siglo XXI
Esta tarde en el contexto de la charla, me veo obligada a dedicar un cariñoso recuerdo a
Millán Santos, Don Millán que muchos mayores… o no tanto, conocimos y quisimos como amigo
y maestro.
Agradezco también a Ester, mi amiga y compañera del Taller de Escritura su ayuda
inestimable, sin la cual, no hubiera sido posible la presentación en POWERPPOINT.
Doy las gracias a la acogida del Centro Cívico donde Ester y yo nos hemos sentido muy bien
acogidas. Y por supuesto, agradezco a todas las personas aquí presentes que han venido a
escucharme y a participar si lo creen necesario ¡Gracias!
VALLADOLID
Nuestra ciudad experimentó una expansión considerable en los primeros años del siglo
XX. Teniendo en cuenta los parámetros de la época, su población, pasó de 76.791 habitantes en
1920, a 116.024 en 1940 -a pesar de la epidemia de gripe y de la Guerra Civil-. Valladolid por
aquellos años, presentaba un aspecto sucio y descuidado. Este es el comentario de un articulista
en “el Norte de Castilla” a comienzos del siglo: “No sé quién ha establecido que Valladolid
comienza en el Campo Grande y termina en el Calderón… lo que está más allá, es la Cenicienta de
quien nadie se ocupa”. El área correspondiente a la Desamortización, el triángulo comprendido
entre Miguel Íscar, la calle de la Estación y la calle Muro, configurada a finales del siglo XIX
constituía una excepción. Al otro lado de la vía, o del Puente Mayor, o más norte de Sta. Clara, la
ciudad se diluía, hasta perder los rasgos propios de un “espacio urbano”.
La sociedad vallisoletana mostraba los rasgos propios de una sociedad tradicional. La
burguesía acomodada vivía en el Paseo de Recoletos y su entorno, (AREA DESAMORTIZADA) este
Las Delicias, primer barrio proletario de Valladolid por Manuela Serrano Ruiz Pág. 2
grupo estaba compuesto por funcionarios cualificados, militares, abogados, profesionales de
prestigio, etc. La pequeña y mediana burguesía, aspiraba a residir lo más cerca posible del centro,
en cuya periferia se situaban los barrios históricos de San Andrés, San Juan, Sta. Clara o S.
Ildefonso. El Esgueva atravesaba una buena parte de la ciudad dividido en dos ramales:” Las
Esguevas”, el “ramal norte”, desembocaba cerca del Poniente, el ramal sur, en espacios cercanos
a la Academia de Caballería, acentuaban su aspecto caótico. La mayor parte de la población
estaba compuesta por amplios grupos de trabajadores y trabajadoras no cualificados, que
residían en los barrios viejos. Estos grupos se veían obligados a realizar verdaderos equilibrios
para espantar el fantasma de la pobreza.
La actividad constructiva, en manos privadas, se mantenía muy escasa, lo que originaba
la convivencia generacional en las viviendas, causa de un verdadero hacinamiento que podía
encontrarse también en buhardillas y casas interiores del centro, y por supuesto, en los barrios
históricos
Tendrán que pasar muchos hasta que se realicen proyectos eficaces para resolver el
problema de la vivienda entre los grupos populares.
LAS DELICIAS
1ª ETAPA (finales del s. XIX – años cuarenta del s. XX)
La aparición de Las Delicias y los barrios periféricos. Este pequeño preámbulo, no tiene
otro objetivo que situar al barrio en la ciudad. Entramos ahora en el comienzo de su historia. La
aparición de Las Delicias es contemporánea a la de otras áreas afines, que supusieron la
delimitación de nuevos núcleos periféricos, que no habían sido contemplados en los planos
anteriores. Núcleos que aparecieron fuera de los límites tradicionales de la ciudad: al otro lado
de la vía del ferrocarril, o en ámbitos muy lejanos a la orilla derecha del Pisuerga. Suponían
pequeños focos de ocupación dispersa, en numerosas ocasiones, convivían con espacios agrarios,
baldíos, o de precaria ganadería estabulada. Los núcleos nuevos se esbozan tímidamente en los
planos de los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX.
A mediados del siglo XIX, se promulgó la ley general de ferrocarriles (junio de 1855) que
tuvo en cuenta a Valladolid en la línea Madrid-Irún. El primer tren en funcionamiento data de
- La inauguración del edificio de la Estación tuvo lugar en 1895.
Estos años conocieron también el embrión de una actividad industrial que convive con los
talleres artesanales: las fundiciones “Gabilondo” y “Miguel de Prado”, la “Azucarera Santa
Victoria” y algunas fábricas de harina. Un tibio comienzo que se vio incrementado
considerablemente con la puesta en marcha de los “Talleres ferroviarios de la Compañía del
Norte”, convertidos en “Talleres de la Renfe” en el primer franquismo. A comienzos del siglo XX
daban trabajo a casi 2.000 obreros, número extraordinario para la época que dará lugar a la
aparición de un estricto proletariado. Tal concentración de personal, favoreció la organización
para la consecución de sus objetivos laborales y familiares. En los Talleres de la Compañía del
Norte, aparecerán los primeros grupos socialistas y el primer “Economato”, para uso exclusivo
de sus trabajadores.
La posibilidad de encontrar trabajo, dio lugar a una primera inmigración del campo a la
ciudad, en nada comparable a la que se producirá más adelante, pero la construcción de
viviendas nuevas era inaplazable dada la saturación del casco antiguo. Los recién llegados, se
vieron obligados a ocupar otros espacios. Valladolid vivía la paradoja de la convivencia del
hacinamiento con amplios espacios vacíos pertenecientes a cuarteles o instituciones
Las Delicias, primer barrio proletario de Valladolid por Manuela Serrano Ruiz Pág. 3
eclesiásticas, incluso en pleno centro. Es el caso del Convento de San Pablo o el monasterio de
San Benito. Puede considerarse un “Plano ahuecado”, que conservaba vacíos importantes.
Esta primera inmigración, originó el “salto” de la ciudad más allá de las vías y el Pisuerga.
Se trataba de inmigrantes procedentes del campo, personas sin recursos, que llevaban consigo
poco más que sus manos, obligados a levantar sus casas por sus propios medios, practicando una
actividad clandestina. A comienzos del siglo XX el Ayuntamiento, generalmente a la zaga de las
necesidades ciudadanas, tomó las diligencias, para exigir la correspondiente “Licencia de Obras”
previa a la construcción.
El plano de 1915 recoge el embrión de estos núcleos al otro lado de la vía: Los Pajarillos
(Altos), La Pilarica, Las Delicias y la Farola; en el extremo Oeste alejado del pequeño barrio de la
Victoria, La Maruquesa. La Licencia de Obra se pagaba, pero el Ayuntamiento no se daba por
enterado de sus obligaciones respecto al tendido de las consiguientes infraestructuras. Su paisaje
habitual, eran lodo y barros en invierno, polvo en verano, un alumbrado público raquítico,
carencia de escuelas e incluso de abastecimiento de agua potable. Hasta los años de la Segunda
República no se atajaron algunas de estas deficiencias.
La historia de Las Delicias, comienza unida al ferrocarril en el último tercio del s. XIX. La
instalación de los Talleres ferroviarios de la Compañía del Norte, cercanos a la carretera de
Segovia, le otorgarán un papel preponderante dentro de los nuevos núcleos de población.
Significarán también, la aparición del primer espacio industrial específico en la ciudad. Juan
Agapito y Revilla, arquitecto municipal en los años treinta, describe en su “Nomenclátor histórico
de Valladolid”: Al construirse la línea del ferrocarril del Norte, se hizo un paso a nivel en la parte
correspondiente al Portillo de la Merced… y del lado de allá de la línea del ferrocarril, se hicieron
unas casas iniciación de una barriada a la que pusieron por título “Las Delicias”, por estar en sitio
abierto y por imitación o recuerdo del Paseo de las Delicias de Madrid, cerca también de las líneas
del ferrocarril”.
La “Guía de Valladolid” de 1907, cita ya sus primeras calles: Carretera de Segovia, Paseo
Farnesio, Arca Real, Canterac y Embajadores. En el primer tercio del siglo XX, se trazaron calles
complementarias que confluyen a las principales. Este hecho contribuye a que Las Delicias vayan
perdiendo su aspecto disperso y adquieran la configuración de “barrio” con anterioridad a
cualquier otro. En los años treinta está perfilada su área principal: Avenida de Segovia y
Embajadores; en los cuarenta, Arca Real, Paseo de S. Vicente y Canterac. Estas calles acogerán
las primeras casas de tres y cuatro plantas. El modelo más difundido era el de dos, en la baja, se
abrían dos ventanas, en la alta, dos pequeños balcones. Se construyeron también numerosas
casas molineras, de una sola planta, algunas de las cuales todavía persisten, en general
deshabitadas. Por pura curiosidad estos días al preparar la charla, he contado hasta diez casas
molineras muy cerca de la Plaza del Carmen. No faltaron muestras de “casas interiores”. En la
calle Hermanitas de la Cruz sobrevive una y está habitada, es una especie de “corrala” en torno
a un patio formada por cinco o seis viviendas.
En los años treinta, Las Delicias fueron el primer foco constructivo de Valladolid, como
demuestran “Los Expedientes de Obras” del Archivo Municipal. El desarrollo de la actividad
constructiva llevó consigo una temprana especulación del suelo. En este sentido, El Norte de
Castilla publica una cita muy expresiva de Juan Agapito y Revilla: En el pago de Vegafría un señor
llamado D. Pedro Tranque, contratista de carreteras según le decían, compró unas grandes
extensiones de terreno con objeto de hacer calles y construir casas… el dicho D. Pedro Tranque
trazó a su modo las calles que le vino en gana… y lo subdividió todo en pequeños solares para
hacer casas humildísimas y las gentes empezaron a adquirir pequeñas parcelas que se daban por
Las Delicias, primer barrio proletario de Valladolid por Manuela Serrano Ruiz Pág. 4
poco precio, pero vendiendo por pies lo que se había adquirido por obradas, quedó la explotación
reducida a trazar calles y vender solares…”. El Nomenclátor actual recoge la calle Tranque y la
actual Canarias, tuvo el nombre de Pedro Tranque. Hacia el sur más allá de General Shelly, las
casas aparecían dispersas mezcladas con huertas, solares y espacios agrarios. Mucho después,
este ámbito será escenario de una auténtica explosión constructiva.
A comienzos del siglo XX, los vecinos continuaban viviendo en condiciones precarias, pero
afrontan la situación y la denuncian, para tratar de superarla. El Norte de Castilla recoge sus
quejas el 3 de julio de 1911: Los vecinos de los barrios de Vegafría, Canterac, Mesones de Puente
Duero (carretera de Circunvalación) y Paseo de S. Vicente han celebrado una importante reunión
para tratar de cuanto afecta a la urbanización y saneamiento de aquellas afueras, que realmente
merecen ya por su creciente población un decidido apoyo de la Corporación Municipal.
Transcurrieron más de veinte años hasta que el ayuntamiento comenzara a intervenir de forma
organizada.
En los años treinta se tendieran las redes de abastecimiento de agua y alcantarillado. Los
demás servicios siguieron ignorados, era visible la ausencia de limpieza y pavimentación. Los
autobuses urbanos con ida y vuelta a la Plaza Mayor empezaron a funcionar en septiembre de
1928.
Desde entonces, la carretera de Segovia y las calles Embajadores y Arca Real acogían las
tiendas de productos imprescindibles y los primeros bares. De aquellos años datan la
construcción de la iglesia Nuestra Señora del Carmen y el grupo escolar “Miguel de Cervantes”,
levantado por los ayuntamientos correspondientes a la II República. El Norte de Castilla recoge
su inauguración al comienzo del curso 1931-32: Los niños matriculados pasan de quinientos… los
locales son magníficos. La capacidad del colegio pronto se verá sobrepasada por la afluencia de
alumnado. Dispersas, generalmente en condiciones ínfimas, funcionaban escuelas privadas que
atendían a un alumnado numeroso en pequeños espacios con escasa higiene y precario material
escolar.
II ETAPA (La segunda mitad del siglo XX)
El enlace con el resto de la ciudad, ha sido y continúa siendo un eterno problema. El
tratamiento de este tema, esencial para el barrio, es lo suficientemente específico, como para
hacer una especie de paréntesis. Al trazar las vías de la red Madrid-Irún, no se dio importancia a
la conexión de “estas afueras” como describen las citas, con el resto de la ciudad. Inicialmente,
un simple paso a nivel sin las correspondientes defensas, funcionó como enlace entre Labradores
y la carretera de Segovia. Pronto se comprobó su insuficiencia y el peligro que suponía en la vida
cotidiana. Tanto, que al comenzar el siglo XX, era apodado “paso de la muerte”. En los años
cuarenta, las quejas continuadas de los vecinos, dieron como resultado que dicho paso, fuera
sustituido por una pasarela de hierro y madera, armatoste alto, estrecho y poco sólido… que
asumía con seria dificultad la diaria afluencia de personas en uno y otro sentido. Por fin, el
Ayuntamiento en sesión celebrada el 4 de marzo de 1951, aprobó una solución más eficaz. El
proyecto consistía en la perforación de dos túneles uno para peatones, otro para vehículos. Se
realizaron con rapidez, su inauguración se realizó en 1952 y 1953. Desde entonces han sido la
puerta del barrio a la ciudad. A la larga, desde finales del siglo pasado los viejos túneles se veían
desbordados por el incremento del tráfico.
Era ya insoslayable trazar un enlace con el resto de la ciudad, acorde a la densificación
poblacional del barrio y abierta a las necesidades futuras. A comienzos del presente siglo, el
Las Delicias, primer barrio proletario de Valladolid por Manuela Serrano Ruiz Pág. 5
tráfico se había multiplicado extraordinariamente, camiones y autobuses se cruzaban con
indudable peligro, la afluencia de peatones y ciclistas entorpecía a veces el discurrir de los
peatones, cuántas veces habremos contenido el aliento en el cruce de dos autobuses. Había que
hallar una solución de mayor envergadura. En abril de 2019, el entonces concejal de urbanismo
Manuel Saravia, presentó planos y fotografías de un proyecto, destinado a resolver este
problema arrastrado tanto tiempo. Los ciudadanos y ciudadanas de Las Delicias, llevamos varios
años sufriendo las incomodidades derivadas de unas obras que han generado polémica:
soterramiento o inclusión de las vías en el plano de una forma más adecuada.
Desde la presentación de aquel proyecto, se ha conseguido un nuevo túnel de acceso
amplio para peatones y ciclistas, con ascensor incluido, más un pequeño parque de
esparcimiento infantil en el acceso por la carretera de Segovia y salida a la calle de la Estación.
Desde 2023 está en funcionamiento el túnel de vehículos, con entrada por la calle de la Estación
y salida a la carretera de Segovia. Actualmente continúan las obras del que será túnel de
vehículos en dirección Labradores desde la carretera de Segovia. Todavía sobrevive el viejo túnel
de peatones, al que Los Celtas Cortos -que por cierto comenzaron a agruparse en el Instituto
Delicias-, dedicaran una canción.
La explicación del enlace del barrio con el resto de la ciudad, nos ha detenido el relato de
su historia. Es momento de retomarlo. Estábamos situados en los años cincuenta, tan
importantes en el desarrollo de Las Delicias. Entonces tuvo lugar otro acontecimiento
fundamental para la ciudad y para el barrio: la instalación de las factorías FASA-RENAULT y SAVA
que, por presencia espacial y producción, serán los buques insignia de la industria vallisoletana.
Las plantas se construyeron en terrenos periféricos a la ciudad, pero cercanos al barrio.
Supusieron la consolidación de espacios industriales específicos, dejaron su huella en el
paisaje, confirmaron el papel de Valladolid como ciudad Industrial. Por la magnitud superficial de
las instalaciones, se impone FASA. Desde mediados de los años cincuenta, sus plantas ocuparon
una superficie muy amplia a uno y otro lado de la carretera de Madrid. De forma más reducida,
SAVA, -después IVECO-, se instalará en la carretera de Soria. Ambas constituyen el fundamento
de la Industria vallisoletana, llamada a convertirse en el primer foco industrial de Castilla y León.
Este papel fue confirmado con la designación de Valladolid como Polo de Desarrollo Industrial en - La industria, atrae a la industria, es un hecho incuestionable. La conjunción de estos
elementos, impulsó la aparición de los primeros Polígonos Industriales, los de Argales y San
Cristóbal, tan cercanos a la periferia de Las Delicias.
Por los mismos años, se consolidaron otras firmas: ENDASA, TAFISA, Y NICAS,
contemporáneas a FASA Y SAVA, fueron situadas en dirección Norte, en la periferia del barrio de
la Victoria. Esta casi simultaneidad en su aparición, las convierten en auténtica generación. Su
apertura aportó dinamismo, inmigración y sobre todo expansión superficial tanto a Las Delicias
como a otros barrios periféricos y a otros de nueva construcción que rellenaron los espacios
vacíos del plano tradicional, que como hemos visto, se presentaba como plano “ahuecado”; La
Rondilla es el caso más significativo, pero no el único. A mediados del siglo XX Las Delicias
presentaban los rasgos fisonómicos y demográficos propios de un barrio proletario. Las nuevas
factorías actuaron a modo de imán de atracción de población rural.
En la década de los sesenta, el barrio experimentó un fuerte crecimiento demográfico que
llevó aparejado la construcción de numerosas viviendas. Otra vez se convertirá en una especie
de probeta para la construcción de viviendas de carácter masivo, que se convertirán en una
respuesta eficaz, pero no adecuada. La especulación del suelo presidió la configuración de una
Las Delicias, primer barrio proletario de Valladolid por Manuela Serrano Ruiz Pág. 6
segunda generación de barrios populares, muy poblados, pero con muchas carencias en el orden
residencial.
La respuesta a la necesidad de viviendas la aportó el binomio: “Viviendas ProtegidasViviendas Subvencionadas”. El primer modelo suponía la actuación directa del Estado en la
construcción; el segundo, establecía un pacto entre el Estado que concede una subvención y los
que realizarán el proyecto, empresas o particulares. Esta doble actuación proporciona un
potencial constructivo de dimensiones desconocidas hasta entonces. Este fenómeno se
extenderá ampliamente por España.
En Las Delicias el primer modelo, de Viviendas Protegidas, está representado por el Grupo
Francisco Franco, situado entre la calle Embajadores y la carretera de Segovia. El segundo, el
Grupo “Jesús Aramburu”, emplazado frente del anterior, está situado al otro lado de carretera
de Segovia, hasta la de Circunvalación. El tercero, el llamado “Poblado del Arca Real”, ocupa el
espacio comprendido entre Embajadores y Arca Real, abarcando las calles transversales, Aaiún,
Hornija y Cartagena. El cuarto, es el “Poblado de FASA” situado en el triángulo entre Alférez
Provisional (hoy Padre Benito Menni) y las carreteras de Circunvalación y Madrid.
El Grupo Francisco Franco. Fue construido por la Jefatura Nacional del Movimiento en los
primeros años sesenta, destinado a las viudas de los caídos del ejército franquista. Pronto adoptó
el nombre de “Las Viudas” que ha prevalecido y por el que es conocido. Está compuesto por
inmuebles similares de tres plantas que proporcionan en conjunto 180 Viviendas de
reducidísimas dimensiones, en torno a 35 metros cuadrados, comenzó a ser habitado en 1962.
Con el correr de los años, ha sufrido un proceso de degradación que le ha transformado en
pequeño apéndice marginal al barrio.
El Grupo Jesús Aramburu. Fue promovido por el Ministerio de la Vivienda en un tramo de
la carretera de Segovia adquirido en 1958. Lo componen bloques uniformes de tres plantas que
dieron lugar a 600 viviendas, con dimensiones un poco mayores que el anterior, muestran una
pequeña variación superficial que oscila entre 40 y 46 metros cuadrados. Viviendas proyectadas
para trabajadores que se desenvuelven dentro de un marco de estrechez ambiental. El aval del
Estado les permitió contar con los correspondientes servicios públicos y un minúsculo cuarto de
baño, así como de rentas reducidas. Después de un tiempo convenido, los habitantes se
convertían en propietarios. Ante la necesidad imperiosa de escuelas, fueron dotados de dos
pequeños grupos escolares.
El “Poblado Arca Real”. Fue construido entre 1962 y 1965, comprende un extenso bloque
entre Embajadores y Arca Real, abarca también las calles trasversales, Aaiún, Hornija y Cartagena,
es un claro ejemplo de “Viviendas Subvencionadas”. Una o varias empresas particulares
conciertan con el Estado una subvención, pero son las que realizan las obras. Proporcionó 833
viviendas, con una superficie de 50 metros cuadrados. Este extenso bloque macizó el plano del
barrio en dirección a la carretera de Madrid.
Los tres grupos descritos, considerados en conjunto, aportaron hacia la mitad de los años
sesenta, más de 1500 viviendas. Transformaron significativamente el ámbito meridional del
barrio, en dirección a la carretera de Madrid. La especulación crecía extraordinariamente, era el
momento adecuado para comprar amplios espacios muy baratos y vender viviendas sencillas
hechas con materiales de construcción también baratos, en el momento adecuado puesto que
había una elevada demanda.
Poblado de FASA. Se construyó entre 1965-1966, ha supuesto el relleno del plano del
barrio hacia el sur, hasta alcanzar la carretera de Madrid. Se compone de bloques de cinco
Las Delicias, primer barrio proletario de Valladolid por Manuela Serrano Ruiz Pág. 7
alturas, más una torre de catorce, considerada durante algún tiempo el “rascacielos de Delicias”.
Aportó mil cien Viviendas. Una actuación de tal envergadura fue posible por la conjunción de
capacidad de inversión y disponibilidad de espacio.
También el barrio crecía en dirección oriental, hacia la carretera de Soria, los ejes de este
crecimiento fueron el Paseo de San Vicente y la calle Canterac. En estos años, se desenvolvió
también una considerable actividad constructiva, en numerosas calles, en torno a Andalucía y la
Plaza de Gutiérrez Semprún, en dirección a la carretera de Soria. En el Paseo de San Vicente se
levantó en 2002 el Mercado de las Delicias, a una distancia considerable de la Plaza del Carmen
y el área de mayor crecimiento en los años sesenta.
El conjunto de estas actuaciones aportó una transformación al barrio incomparable a las
anteriores. Pueden ser consideradas como el precedente de los cambios que tendrán lugar en
nuestro siglo. La periferia meridional que, en gran medida, se había mantenido vacía por los
espacios anexos a los cuarteles se expandió de manera extraordinaria.
En las décadas centrales del siglo XX, las Delicias continuaron afirmándose como barrio
reivindicativo. En torno a la parroquia de Santo Toribio de Mogrovejo se vivieron jornadas
memorables, como la acogida a las huelgas de la construcción y de FASA, en los años setenta
cercanos a la muerte de Franco, algunos de los mayores que estamos aquí podemos recordarlas.
De nuevo aparece la figura de Millán tutelando asambleas so pretexto de misas. También en los
locales de Santo Toribio se celebraron reuniones de la Junta Democrática, cuando soñábamos
con la democracia… y la “Democracia era esto”. Definitivamente, eran otros tiempos, en los que
ciertos sectores de población, sobre todo los obreros, que habitaban estas calles, luchaban duro
en defensa de unos salarios, pero también de una mejora en sus condiciones de vida.
Indudablemente Las Delicias tuvo un protagonismo decidido en aquellos lejanos años que a veces
recordamos con nostalgia.
Con el paso del tiempo, los habitantes de las Delicias sucesores de generaciones
anteriores, templadas en la lucha por conseguir mejores condiciones de vida, comenzaron a
formular otro tipo de demandas y a luchar por ellas. No era la menor, la de lograr espacios libres
tan necesarios en un barrio que adquiría el aspecto de una gigantesca colmena, por todas partes,
no se veían más que casas, flanqueando calles estrechas, la calle Caamaño es un buen ejemplo.
Sólo se libraban de esta situación, los ejes principales. El hilo conductor de las reivindicaciones,
tenía todo el sentido. En los primeros tiempos se buscó con denuedo la mera supervivencia
laboral y residencial, después vinieron las luchas frontales por conseguir mejoras en los salarios
y en las condiciones de vida. Los años setenta-ochenta, serán testigo de la lucha por lograr cierta
calidad de vida considerada como inaplazable, que incluía afrontar el crecimiento del barrio
presidido por la descarada especulación, para construir viviendas y más viviendas, dada la
magnitud de la demanda. No había espacio para otros usos.
La necesidad de parques, de espacios libres entre tantas casas, dio lugar a verdaderas
confrontaciones y luchas, hoy inconcebibles. El barrio disponía de dos amplios espacios abiertos
que darán lugar a los parques de Canterac y de “La Paz”. Haber logrado que aquellos espacios
abandonados se hayan convertido en dos áreas verdes, ha sido fruto de la presión de los vecinos.
La carretera de Circunvalación conservaba un espacio muy amplio de propiedad privada,
en manos de los monjes escoceses. La llamada Finca de Canterac, no tenía más ocupación que
algunos árboles desmedrados, un espacio polvoriento y sin uso. A comienzos de 1973, la
Asociación de Vecinos, hizo un llamamiento para realizar una acción concreta en orden a llamar
la atención sobre el desolado paraje. Se convocó una noche, a cierta altura de la carretera de
Circunvalación, nos juntamos un buen número de personas. La consigna, arrastrar enormes
Las Delicias, primer barrio proletario de Valladolid por Manuela Serrano Ruiz Pág. 8
bordillos acumulados a un lado, para situarlos cruzando la carretera y cerrar el paso. Quizá alguna
de las personas mayores aquí presentes lo recuerden, la llegada de la Policía nos dispersó.
Poco después, la Asociación de Vecinos convocó una asamblea para tomar medidas
dirigidas a la finca de Canterac. Fue muy numerosa, incluso contó con la presencia excepcional
del alcalde (Antolín de Santiago Juárez), la presión popular consiguió la compra en 1973 de las
más de 80 hectáreas de la antigua finca. Alguno de los presentes participaría también en la
plantación de árboles que hicimos en la primavera de 1980 en el ya Parque de Canterac. La
persistencia en la lucha logró la disposición de un largo flanco de la parte baja del parque para la
instalación de servicios públicos, para el barrio o para la ciudad: Parque de Bomberos, Centro de
Salud, Piscina cubierta, Casa de la Cultura, Institutos Delicias y Ramón y Cajal, Colegio Público
Pablo Picasso y Centro de Cultura y ocio para personas mayores.
El trazado del Parque de la Paz es posterior, se trazó en los últimos años ochenta en
terrenos baldíos pertenecientes a los cuarteles de la carretera de Madrid. Recuerdo todavía su
slogan reivindicativo, ya no temíamos a la policía: “Ni humos ni olores, jardines y flores”. La
estatua de Buda rodeado de un pequeño jardín, preside de alguna manera el parque. Frente al
parque, en el ángulo formado por las calles Arca Real y General Shelly, el Instituto “Arca Real”
abrió sus puertas el curso 1991-92.
En el último tercio del siglo XX, el barrio de las Delicias se había transformado por
completo. Había extendido y macizado su plano en dirección a las carreteras de Madrid, Segovia,
Circunvalación y Soria, contaba con instalaciones de servicios y parques. Es verdad que los
hábitos constructivos de épocas pasadas muestran aún calles estrechas y congestionadas de
tráfico, quedaba pendiente el problema del enlace con el centro. En estos años merece la pena
hablar del papel del Centro Cívico como impulsor de actividades sociales y culturales que han
arraigado definitivamente en el barrio. Una mención especial la Educación de Personas Mayores
que no tuvieron posibilidad de adquirir unos conocimientos por su temprana entrada en el
mundo laboral. El centro cívico bulle con la vida de sus ciudadanos y ciudadanas que acuden en
general cada día a recibir enseñanza, utilizar la Biblioteca o realizar actividades deportivas o
culturales de todo tipo.
III ETAPA. EL SIGLO XXI
Cuando explicaba geografía insistía en una idea que me parece sencilla y cierta: La ciudad
es un ser vivo en constante movimiento… el barrio como fragmento de la ciudad, está también
en constante movimiento.
Nuestros predecesores, allá a finales del siglo XIX no podían imaginar un barrio como el
actual, no es posible en esta charla abordar todas las transformaciones que nuestro siglo ha
aportado al barrio… quizá una de las principales es si hoy Las Delicias es “Un barrio proletario”,
sólo esta frase podía dar lugar a una discusión incluso acalorada.
Esta tarde nos vamos a limitar a considerar algunos aspectos importantes para el barrio
que han tenido lugar en nuestro siglo.
- La separación definitiva de los espacios residenciales e industriales
- El pronunciamiento de la segregación de espacios residenciales. No
es lo mismo vivir en unas calles que en otras. La llegada de inmigrantes y su “inclusión”
en el barrio. La marginalidad.
Las Delicias, primer barrio proletario de Valladolid por Manuela Serrano Ruiz Pág. 9 - La concentración de comercios y establecimientos cualificados en un área concreta.
- La aparición de una zona nueva con el recorte del Parque de Canterac y solares anexos.
No se debería llamar barrio del Hospital, porque ya existe otro en la ciudad con ese
nombre (referido al Hospital Clínico) - La delimitación del parque de “Lola Herrera” lo que ha supuesto un desahogo para la
densidad ocupacional de Caamaño y Arca Real - La construcción masiva en los espacios todavía baldíos pertenecientes a los Cuarteles.
En conjunto nos han privado de un verdadero parque en las inmediaciones de la
carretera de Madrid.
Respecto a establecimientos concretos de importancia que se han instalado en este siglo,
muestro una pequeña reseña: - El Mercado de Las Delicias en el Paseo de S. Vicente (2002)
- El Hospital Universitario Río Hortega (2009) Calle Dulzaina
- Polideportivo Barrio de Las Delicias (2022) Arca Real
No sé si esta charla ha servido para conocer más nuestro barrio, ese era mi objetivo, porque
se ama lo que se conoce. Somos los descendientes de una población combativa que se abrió paso
con dificultad en la ciudad, ahora, somos nosotras quienes “tenemos la palabra”, el uso de la
palabra nos hace libres porque nos permite comunicarnos. Ahora no hay necesidad de pelear por
cosas que hemos recibido en herencia y por las que en su momento, algunos de nosotros y
nosotras también peleamos duro… ¿Ya no hay nada que hacer?… No lo sé, tenemos nuestras
palabras, nuestras manos y nuestras decisiones, para tratar de poner un granito de arena en la
construcción de una sociedad más equitativa, menos violenta, más culta y dialogante. En general,
disponemos de un legado que debemos depositar en otras manos cuando ya las nuestras no
puedan aportar, sólo recibir. Deseo que el tiempo que nos ha tocado vivir, lo vivamos con
dinamismo, con diálogo, con apertura y alegría “si pudiera ser”, deseo estiméis vuestro tiempo,
que podáis llenarlo con las personas y las aficiones que más os gusten… y que seamos generosas
en compartir nuestro “pequeño yo” para formar un “nosotros, nosotras” abierto a la vida
colectiva.
Manuela Serrano Ruiz (Valladolid, 13 de noviembre de 2024)
Descarga el documento completo. © Todos los derechos reservados